Aunque la clasificación cualitativa de los registros pluviales sea similar, la gravedad de las lluvias de agosto en términos absolutos es mucho más significativa. En gran parte de la zona núcleo, los acumulados de lluvia han alcanzado valores record o son de los tres más abundantes para el me de agosto en, al menos, los últimos sesenta años.
En el mapa vemos reflejada una anomalía positiva que, en términos geográficos incluye el área de cobertura de lo observado en el mes de julio. Esta superposición de anomalías, aun viniendo de un junio seco, rompe con toda la capacidad de manejo del agua, sobre todo en zonas bajas. Todo lo que es la pampa deprimida bonaerense, no dispone de capacidad para evacuar este volumen de agua y necesariamente queda a la espera de un mayor nivel de exigencia atmosférica para que se vayan concretando mejoras visibles en las áreas anegadas, sin dudas será un proceso lento y que define condiciones difíciles para el trimestre de primavera.
Sobre las provincias del centro, sobre todo en la zona de los records de lluvia, la situación no puede considerarse menos grave. Posiblemente la conducción de los sobrantes hacia los cauces hidrológicos principales sea más eficiente, pero también hay zonas bajas que se han visto muy perjudicadas por esta sobreabundancia pluvial.
Las anomalías muestran una rápida transición hacia una situación deficitaria en el norte de la Patagonia donde a lo sumo la estadística, con esfuerzo puede considerarse normal en sectores de Rio Negro, lo cual no resuelve las necesidades hídricas, sobre todo en las zonas ganaderas del este, algo que también afecta el sur de LP y el extremo sur bonaerense. Esta zona se desacopló de la sobreabundancia de lluvias de la región pampeana.
La lógica respuesta del balance hídrico a las inusuales lluvias del mes de agosto, es un generalizado corrimiento de la mayor parte del área productiva hacia una anomalía positiva de las reservas. Esto en términos prácticos tiene un amplio espectro. En algunos casos se presentan zonas con suelos saturados en forma temporaria y en vastas regiones, sobre todo BA, sur de SF y en menor medida el centro este de CB, anegamientos e inundaciones. Independientemente de cual sea la problemática específica según la región, la complejidad del tránsito por caminos rurales y el acceso a lotes es muy generalizada.
El daño más importante recae sobre la provincia de BA. La misma ya venía golpeada desde julio. Todo este sobrante pluvial deja un escenario muy incierto para la evolución de la fina ya implantada y para el avance de las siembras de la gruesa. Las pasturas para la ganadería también están complicadas.
En las zonas con buen nivel de drenaje, es posible hacer una lectura más optimista aun cuando el corto plazo apenas comienza a mostrar señales de oreado de los lotes y los caminos rurales. Por lo pronto en estos sectores con ventajas de escurrimiento también se aguarda que la mejora en las condiciones del tiempo se prolonguen para rediseñar las fechas de siembra o ingresar a los lotes para hacer tareas de campo en los lotes de la fina.
El peso del último bimestre en la condición hídrica de la franja central del país está siendo muy influyente. Por lo general se ingresa al mes de septiembre con las principales zonas agrícolas del país reclamando el aumento natural en la oferta de agua que propone el mes de septiembre, dando paso a la transición estacional. Este año hasta sería favorable que el mes que iniciamos tuviera un comportamiento deficitario.
La demanda de lluvias está muy concentrada. El oeste del NEA y zonas del centro sur de LP y el este de RN son las que necesitan con mayor avidez una mejora pluvial. El resto de las zonas productivas reclaman un comportamiento que va contra lo que habitualmente sucede en esta época del año, la tendencia creciente de las precipitaciones. (fuente Agrositio)