La entrada en vigencia de la trazabilidad electrónica individual obligatoria para todo el ganado argentino, prevista a partir del 1 de enero de 2026, marca un punto de inflexión para la cadena bovina y reabre un debate de fondo sobre costos, beneficios y objetivos reales del sistema.
La medida, impulsada por Senasa, impacta de lleno en el primer eslabón productivo y obliga a los productores a incorporar una tecnología que, aunque no es nueva en el mundo, sí lo es en su carácter obligatorio y universal en la Argentina.
Desde el plano operativo, el productor ganadero de la cuenca del Salado Ignacio Iturriaga explicó en diálogo con Clarín Rural que la norma establece que todo ternero deberá estar identificado electrónicamente en su primer movimiento o al destete.
Los animales destetados antes del 31 de diciembre de 2025 no tendrán inconvenientes y podrán seguir utilizando caravanas analógicas adquiridas con anterioridad, aunque desde el 1 de diciembre de este año ya no se permite la fabricación ni comercialización de ese tipo de identificadores.
Iturriaga, quien además lidera la firma proveedora de caravanas electrónicas e implementos de ganadería digital Digirodeo, acota que la implementación de la norma se da en un contexto particular, luego de que cayera la licitación original para la provisión de caravanas, lo que derivó en la habilitación de la compra directa a proveedores autorizados.
En ese marco, comenzaron a aparecer binomios oficiales que combinan el botón electrónico RFID de baja frecuencia exigido por Senasa con caravanas tipo tarjeta que incorporan tecnología adicional, abriendo nuevas posibilidades de gestión intrapredial.
Uno de los puntos más destacados por Iturriaga es que “la trazabilidad electrónica puede convertirse en una herramienta de eficiencia y bienestar animal, más allá de su carácter normativo”. “Las lecturas
a distancia y masivas permiten, por ejemplo, identificar animales sin necesidad de encerrarlos en la manga, vincular madre y ternero con mayor precisión o simplificar controles en cabañas. Esto reduce el estrés del ganado y mejora las condiciones de trabajo del personal, integrando la identificación individual a esquemas de manejo más modernos”.
En términos económicos, subraya que el costo actual de las caravanas -que ronda los 2 dólares históricamente bajo en relación con el valor del ternero, y que incluso las opciones de mayor nivel tecnológico representan una diferencia mínima, medida en gramos de carne o litros de leche.
Además, aclara que la normativa no obliga a comprar lectores electrónicos: el productor solo debe dar de alta las caravanas en el sistema, mientras que la lectura y actualización del stock pasa a ser responsabilidad del siguiente eslabón en cada movimiento. (fuente Noticias AgroPecuarias)

