El Consejo Directivo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) oficializó un plan de ajuste con fuertes cambios estructurales en la institución. Diferentes referentes de la agricultura familiar y representantes de gremios consideraron que el ajuste muestra «más motosierra», en contra los que menos tienen y es funcional a las grandes entidades del campo.

A través de una resolución interna, el presidente del INTA, Nicolás Bronzovich, ratificó los movimientos que van desde la modificación de primer y segundo nivel operativo a la reorganización de áreas y funciones, consignó la agencia ANSOL.
El Consejo Directivo, que está integrado por entidades ruralistas, facultades de Agronomía y Veterinaria, y tres representantes del Poder Ejecutivo, continúa siendo la máxima autoridad dentro del esquema organizativo. Por debajo del Consejo Directivo, se ubicará la Dirección Nacional, encargada de ejecutar y coordinar las directrices emanadas desde el nivel superior.
Para Diego Montón, dirigente del Movimiento Campesino Indígena Somos Tierra (MNCI Somos Tierra) y de la Mesa Nacional Agroalimentaria, «el Gobierno está ejerciendo una fuerte presión hacia el INTA y de manera muy contradictoria. Por un lado, habla sobre la casta y la idea de que los espacios en el Estado deben ser anticasta y por concurso; por otro lado, la presión del Ejecutivo hacia el interior del INTA ha sido para avanzar sobre los espacios institucionales, que tienen que ver con cargos concursados y de planificación en torno a idoneidades, para imponer una agenda y una comisión que no es por concurso, sino justamente impuesta desde el Ejecutivo, armando en los hechos una comisión interventora para poner al INTA al servicio de los intereses del gobierno nacional».
«Este proceso de intervención lo están haciendo con los votos del Consejo Directivo; fundamentalmente, de las cuatro entidades que dicen representar al campo y que están juntos permitiendo que el Ejecutivo Nacional avance sobre las estructuras. Estamos convencidos de que más del 90% de los sectores agrarios de la Argentina están en contra de este proceso«, continuó Montón.
En el mismo sentido, continuó: «Esta reestructuración no tiene un marco de planificación en torno a una propuesta de desarrollo rural, sino que es simplemente un conjunto de acciones ideológicas en torno de mostrar motosierras y de caminar hacia un mayor ajuste fiscal. Es decir, es una reestructuración que no está planteada en una perspectiva de un nuevo modelo de desarrollo rural».