Para una provincia ganadera, como lo ha sido históricamente San Luis, la pérdida de productores en manos de la crisis, la inseguridad y la falta de políticas públicas es casi vergonzosa.

El propio caso de Ariel Ayello, que preside la Sociedad Rural de Río Quinto, en Villa Mercedes, es paradójico. Cansado de renegar y de que no cierren los números, el dirigente ha decidido alquilar parte de sus campos a pooles de siembra que desembarcaron en la provincia y ofrecen buenos incentivos.
Eso ilustra cómo la ganadería ha ido perdiendo posiciones frente a la agricultura extensiva, con acefalía de productores y caída en los stocks.
Consultado por Bichos de Campo en el marco de la Jornada Nacional del Agro convocada por CRA, Ayello pidió prestar especial atención a la crisis del sector para no agarrarse la cabeza en el futuro.
“Si no hay un giro contundente, dentro de poco vamos a ver una vaca en un zoológico”, lanzó el ruralista, que agradece las vías de diálogo que mantienen hoy las distintas entidades con el gobierno provincial, pero asegura que falta avanzar con iniciativas concretas.
Las cifras dan cuenta de cuán profundo es el conflicto. De promediar un stock ganadero de 2 millones de cabezas, hoy están por debajo del millón y medio, y se estima que 10.000 productores han abandonado la actividad en los últimos años. A pesar de que San Luis se ha jactado siempre de contar con buena genética y sanidad, la “falta de rentabilidad”, como afirma Ayello, hoy devuelve esa foto.
Y no tiene tanto que ver con los años de sequía, que lógicamente impactaron mucho más en zonas semiáridas como esa región. “El productor está acostumbrado a pelear con el clima, pero no con los gobiernos”, apuntó el ruralista, que lamenta que la falta de espalda de muchas familias los haya empujado fuera del negocio.
Entre los que quedaron en el camino, algunos han ensayado volcarse a producciones alternativas o juntarse en proto cooperativas; pero muchos, dijo Ayello, fueron a “engrosar los bolsones de pobreza”. Además de la falta de rentabilidad, también afrontan la alta inseguridad en zonas rurales, que va desde el abigeato al robo de insumos y maquinaria. (Lucas Torsiglieri/Infocampo)