Se consolida La Niña débil, sin restricción pluvial inmediata

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El enfriamiento de las aguas superficiales de la cuenca del Pacifico ecuatorial central, apenas si ha presentado modificaciones a lo largo del último mes. Los indicadores que monitorean el acople de la circulación atmosférica a este enfriamiento, reconocen escasamente una influencia.

TENDENCIAS CLIMÁTICAS

Analizando el comportamiento de las lluvias en el litoral norte, el NEA, la Mesopotamia y lo que viene sucediendo en el sur de Brasil, es lógico decir que el sudeste de Sudamérica no presenta señales de restricción pluvial debido al incipiente desarrollo del fenómeno La Niña, evento que por el momento y como ya lo hemos comentado, se limita a ser un fenómeno oceánico. Su permanencia en el tiempo puede, sin embargo, activar influencias negativas, algo muy poco probable para lo que resta del mes de noviembre.

La mayor parte de los modelos que simulan el desarrollo de este episodio frío para los próximos meses, tienden a sostenerlo hasta el mes de enero con valores de entre sesenta y setenta por ciento de probabilidad. Los promedios consensuados de la intensidad para el enfriamiento previsto no superan nunca medio grado por encima del estado neutral, con lo cual su clasificación es: débil.

En principio este parece ser un período demasiado corto como para que se despliegue un patrón seco generalizado en el sudeste del Sudamérica. Dicho esto, si puede presentarse como un complemento negativo, que potencie coyunturas de escala regional restrictivas de la oferta de agua. Es decir, si en algún momento del bimestre diciembre-enero, aparecen situaciones como bloqueos anticiclónicos sobre el continente, es razonable esperar que aparezcan periodos secos que encuentren mayor sustento. Algo de esto sucedió el año pasado entre mediados de diciembre y mediados de enero. No puede descartarse que este escenario vuelva a repetirse.

El litoral atlántico, se mantiene relativamente cálido sobre las costas uruguayas, esto sigue siendo un factor favorable para mantener elevado el flujo de humead desde el noreste, independientemente de las masas de aire que bajan desde latitudes tropicales.

Durante el mes de octubre, se dieron condiciones de circulación que mantuvieron las masas de aire húmedo sobre la franja este del país, con un gradiente negativo que se fue haciendo más fuerte sobre el oeste, potencialmente, una influencia del viento zonda en altura. La frecuencia de sistemas frontales se mantuvo elevada, con ondas que fueron apareciendo entre cinco y siete días. La recurrencia de estas ondas no ha cambiado, respecto del mes de octubre, se muestra más actividad en el oeste. Una mejor distribución de la humedad, debería redundar en un patrón de lluvias más homogéneo, incluso sería favorable una disminución de la oferta de agua en la provincia de BA.

Se espera que durante lo que resta del mes, el flujo de humedad amazónico comience a tener mayor protagonismo. Esta circulación es importante para complementar la humedad que llega a la franja oeste, comenzando desde el NOA, avanzando sobre CB y siendo muy importante para el oeste del NEA para consolidar la oferta de lluvias del verano. Las precipitaciones que se vieron hasta ahora no han sido relevantes en el NOA en cuanto a volumen, pero los días de lluvia han comenzado a aumentar.

Si se mantiene activo el flujo de humedad desde el noreste y comienza a observarse entrada de humedad amazónica, lo que vimos en la primera parte de noviembre debería consolidarse. Esto puede permitir, que vastas áreas productivas del país alcancen valores normales o incluso se den zonas donde se superen estos registros.

Mientras las temperaturas se mantengan en niveles moderados, será más probable cumplir con las estadísticas del mes de noviembre. A medida que la temperatura aumenta, para lograr el mismo nivel de condensación hace falta más humedad esto por lo pronto no se está viendo, con lo cual los indicios para el mes de noviembre son favorables. Luego vendrá la parte más incierta del verano, donde debemos transitar por el natural proceso de calentamiento y donde las restricciones de humedad pueden tener un señal muy rápida en la oferta de agua.

CONCLUSIONES

De acuerdo al diagnóstico climático del último período y al análisis de los principales indicadores de escala global y regional, proyectamos el siguiente comportamiento pluvial y térmico para el próximo bimestre:

1.    El indicador ENSO se mantienen neutral, consolidándose en los modelos el escenario Niña para la última parte del año y el mes enero. Es importante hacer hincapié en la debilidad del evento previsto y en la corta duración del mismo.

2.    La buena disponibilidad de humedad que presenta la región pampeana (fuera de las áreas inundadas) seguramente permitirá avanzar con la siembras durante el mes de noviembre. Es muy posible que se consoliden mejoras en zonas del oeste. No se perfilan otros enfriamientos de riesgo para zonas del sur de la región pampeana.

3.    A nivel institucional, prevalecen tendencias que anticipan un patrón deficitario para el desarrollo del trimestre noviembre-enero. Entendemos que entre diciembre y enero pueden desarrollarse restricciones pluviales, pero no puede asegurarse que las mismas sean tan extendidas y persistentes. El efecto Niña, no puede establecerse como un indicador definitivo en base a las previsiones actuales (debilidad y corta duración). No estamos ante un escenario como el 22/23, ni siquiera es comparable con el escenario del año pasado. Entendemos que la situación actual es mejor. El período donde es más probable que se observen faltantes hídricos es entre diciembre y enero, el cual no se aleja demasiado de los habituales pulsos secos que suelen desplegarse en las zonas productivas del país. Hablamos de faltantes temporarios, no de una restricción pluvial sostenida. Sin embargo, en este caso, el oportunismo con que llegan las precipitaciones es decisivo y esto se va monitoreando dentro de una escala de tiempo menor a la de una tendencia climática.

4.    Las temperaturas posiblemente tengan un tránsito más previsible, con un trimestre que las muestre por encima de los valores estadísticos, esta es una variable que exigirá el balance hídrico en forma más hostil que lo habitual durante diciembre y enero. Es decir, la primera parte del verano, puede ser más exigente.

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