Con aspersores rotativos en los aviones, las aplicaciones vuelan hacia una mayor eficiencia

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En medio de un escenario económico nacional y global de fuerte suba de costos, y de las demandas sociales de una producción con menos impacto ambiental, uno de los grandes desafíos de productores y empresas agropecuarias es reducir o eficientizar al máximo el uso de insumos químicos.

En ese camino, tres empresas argentinas unieron su know how para crear una tecnología que precisamente logra mejores resultados productivos con un menor impacto ambiental.

Se trata de SpeedAgro, Deatec y Ayres del Sur, llevan adelante  un sistema de pulverización aérea que permite regular el tamaño de gota y homogeneizar el caldo aplicado en el ancho de trabajo  del avión.

Según explicó Leonel Lequio, Responsable Técnico de Ventas (RTV) de SpeedAgro, el desarrollo es a través de aspersores rotativos de paso variable y consiste en un equipo de 2 componentes básicos: el aspersor propiamente  dicho y   software que el piloto maneja desde la cabina de la avión , y que permite regular la velocidad a la que giran los aspersores, mediante un corrimiento automático de las paletas, de manera tal de establecer el tamaño de la gota en función  fitosanitario a aplicar, condiciones ambientales u otro factor al momento de realizado el trabajo.

“En general, la velocidad de giro de los aspersores suele estar determinada por la velocidad a la que va el avión, que ronda entre 150 y 250 kilómetros por hora. Cuanto más rápido va, menor tamaño de gota, y viceversa. Lo que generamos con nuestra tecnología es que esto no esté determinado por la velocidad de vuelo, sino que se pueda establecer a través de un software”, resumió Lequio.

Básicamente, teniendo en cuenta además que un avión cuando se desplaza tiene masas de aires que lo cruzan de distintas maneras, es muy complejo homogeneizar la velocidad de los aspersores, salvo que sean de paso variable como en este caso.

“La única manera sería regularlos en forma estática previo al vuelo” cada vez que detenemos el avión y volver a arrancar, algo muy engorroso. Con esta tecnología uno puede determinar  el tamaño de gota desde la cabina (habiendo registrado con un tarjeteo previo), regulando las revoluciones del aspersor: es algo que ya utilizan muchas pulverizadoras terrestres, pero que no estaba disponible aún para equipos aéreos”, completó Lequio.


MEJOR CALIDAD Y EFICIENCIA

La principal ventaja que otorga la posibilidad de poder elegir el tamaño de gota es, en primer término, minimizar el efecto deriva mermando las gotas demasiado finas generadas por diversas causas.

Pero además, dependiendo de qué tratamiento se esté realizando, conviene a veces utilizar gotas más o menos pesadas.

Por ejemplo, explicó Lequio, en malezas altas quizás convengan gotas más pesadas, pero en aquellas  “matas” que están muy cerradas, con el surco de los cultivos, puede preferirse gotas más finas que lleguen hasta el objetivo con mas precisión.

“Lo importante es que mejoramos la eficiencia, y también la sustentabilidad, tanto económica, por el menor gasto, como ambiental: disminuimos los riesgos de pérdidas por deriva”, insistió Lequio.

En este sentido, afirmó también que el software permite guardar toda la información sobre la aplicación; respaldando el trabajo responsable que hacen los pilotos día a día.