El fenómeno de La Niña impacta en los cultivos de verano

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La Niña acecha en el último trimestre del año. La NOAA (organismo que monitorea el comportamiento del océano Pacifico) por tercera vez consecutiva aumentó la probabilidad de una nueva “Niña” a un contundente 80%. Teniendo en cuenta que se sembró el 25% del maíz, hay una gran apuesta en tecnología y 10% más de área, los especialistas advierten que La Niña puede comprometer la campaña.

Un informe del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, en la provincia de Buenos Aires, confirmó la alta probabilidad de ocurrencia del fenómeno La Niña para el trimestre, lo que indicaría una marcada persistencia del actual déficit hídrico, y los expertos analizan cómo reducir el impacto del clima en los cultivos de verano, se informó oficialmente.

“Por el momento las lluvias siguen sosteniendo la evolución de los cultivos pero será fundamental el rumbo que tomen el enfriamiento de Pacífico y las dinámicas regionales”, apuntó José Luis Aiello, doctor en ciencias Atmosféricas.

La investigadora del INTA General Villegas, Buenos Aires, Mirian Barraco, señaló la importancia de medir y conocer la cantidad de agua almacenada en el perfil de suelo y la profundidad y calidad de la capa freática, ya que “esta evaluación cuantitativa permite diseñar pautas de manejo que optimicen su uso en los sistemas de producción y, así, evitar pérdidas”.

Por su parte, Horacio Videla Mensegue, investigador y extensionista del INTA Laboulaye de Córdoba, reconoció que el agua es un factor “clave” que condiciona los rendimientos de los cultivos en la región mediterránea, y remarcó que “antes de planificar una estrategia de siembra es importante tener en cuenta la disponibilidad de los recursos agua y nutrientes que se tienen en el suelo para identificar el potencial de rinde de cada ambiente”.

Una estrategia clave para reducir el riesgo de pérdida en años con alta probabilidad de estrés hídrico, como ocurre en eventos Niña, es la diversificación, tanto de cultivos como fechas de siembra, así como estrategias de manejo defensivos en ambientes con restricciones.

La siembra de varios cultivos permite tener más flexibilidad y adaptabilidad para las situaciones de estrés que pueden ocurrir. aseveró el INTA en un comunicado.

Videla sostuvo que “es importante saber para cada zona cuándo ocurren los principales períodos de estrés hídrico y, al momento de la siembra, qué cantidad de agua hay disponible en el suelo, la presencia de napas, así como la cantidad de nutrientes”.

Los especialistas coincidieron en que uno de los principales manejos defensivos ante el déficit hídrico es demorar la fecha de siembra, tanto sea en las rotaciones con soja o maíz, así como tener precauciones con los cultivos de cobertura, pensando en cortar el consumo de agua en el suelo más temprano para no afectar el rinde de la soja o el maíz.

En el caso del maíz, Barraco explicó que, generalmente cuando hay poca agua en el suelo y los perfiles están complicados, es aconsejable sembrar de manera tardía, es decir a fines de noviembre-diciembre, y “esta estrategia busca evitar que el cultivo se quede sin agua a mitad de camino, justo cuando el maíz florece”.

Otra opción viable es la de reducir la densidad de siembra a fin de bajar la demanda de agua y nutrientes del cultivo. “En la región se realizaron varias experiencias con manejo de densidad y fertilización nitrogenada variable de acuerdo al potencial del ambiente, que nos permiten afirmar que es una tecnología de muy alto impacto para asegurar estabilidad en el rendimiento de maíz”, aseguró.

En cuanto a la soja, Barraco aconsejó para que en lotes con buena condición hídrica se puede sembrar a fines de octubre para que el período critico ocurra en la mejor condición de radiación, pero en lotes con recargas pobres o con poca influencia de napa es recomendable retrasar la fecha de siembra para que el periodo critico no coincida con enero, época de mayor déficit en los años Niña.

Informe

“Hace tres meses, a contramano de las opiniones generalizadas, anticipábamos la posible reaparición en primavera de un nuevo evento Niña. Hoy es realidad: en su último informe la NOAA por tercera vez consecutiva aumentó la probabilidad de una nueva “Niña” (de un 70%) a un 80% a partir de octubre 2021”, precisó el consultor Alfredo Elorriaga a la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Junto con Aiello analizaron la contracara: la compensación de lluvias que también se mencionaba por aquel entonces. “Los mecanismos regionales de la mano de la anomalía positiva que se mantiene con la temperatura superficial del Atlántico han actuado muy efectivamente. La dinámica pluvial desde el inicio de septiembre es una muestra de esta influencia positiva”, afirmó Aiello.

Las lluvias de los primeros 10 días de setiembre han dejado acumulados que llegan a triplicar los valores estadísticos de ese período. El Atlántico vuelve a ser el gran aliado de las provincias que están en el este del país. Pero Aiello advierte: “puede haber un grave problema en el norte y oeste del país. El NOA, Córdoba y la franja oeste de Santa Fe muestran condiciones hídricas de escasez a sequía. Y hay otra variable que podría volverse muy importante en los próximos meses: la actual sequía que afecta al sur de Brasil y la intensa deforestación ocurrida en el Amazonia hace unos años pueden alterar los flujos de humedad que ingresan a la región pampeana durante la campaña gruesa”.

Con este telón de fondo, la siembra maicera arrancó con todo: ya supera el 25% en la región núcleo. Hay zonas más adelantadas, como el Centro-Sur de Santa Fe con un 70 a 40% de avance y otras que recién arrancan como en el norte de bonaerense por las bajas temperaturas. De todas formas, este fin de semana se estarían generalizando las tareas de implantación. El año pasado para esta misma fecha el avance era del 45 %, pero no había opción: había que sembrar como sea para aprovechar un chaparrón que daba una pequeña tregua a la falta de agua. Por otro lado este año hay más hectáreas: en la 2021/22 habrá al menos un 10 % más de maíz. En San Gregorio, por ejemplo, estiman un aumento de un 25% de área maicera respecto al 2020, detalló GEA.

En tanto, se precisó que la campaña anterior, la categoría de sequía y escasez de agua abarcaba al 77% de los suelos de la región, hoy solo cubre un 20% en el noroeste. La situación hídrica es mucho mejor que la de un año atrás. Al día de hoy, el norte de Buenos Aires presenta reservas adecuadas a óptimas: “la humedad en el perfil es suficiente para lograr una buena implantación del cultivo”, comentan los técnicos. Y en el centro sur de Santa Fe, “las últimas lluvias han recompuesto el perfil hídrico”, aseguran.

La mayor apuesta por el maíz no se limita a crecer en cantidad (sumando más de un 10% de hectáreas); es también una apuesta por hacerlo mejor. A pesar de la suba de costos en insumos, la región sube un nuevo nivel en tecnología que va desde la elección del cultivar a la nutrición y protección del cultivo. Los ingenieros destacan que este año habrá más tecnología de punta: mejores híbridos, mayores o iguales dosis de nitrógeno en combinación con fósforo, azufre, zinc y mejoras en la tecnología de aplicación. Hay excepciones en los que las dosis de fertilizantes podrían ser menores a años pasados por el mayor costo actual del insumo. Pero como la precampaña comenzó muy temprano, muchos productores aprovecharon mejores precios y han buscado “calzarse en insumos”. Por eso, la campaña maicera 2021/22 va orientada a potenciar rindes. Pero, hay un claro contrincante que acecha al cultivo del otro lado del ring: “La Niña” puede comprometer la campaña.

Respecto al trigo, la bolsa local mencionó en su informe que tras las lluvias, de las 300.000 ha regulares se recuperaron 250.000 ha de trigueras de la región. Ahora, el 75% de los cuadros está entre excelentes y muy buenas condiciones. Y con la tecnología con que fueron implantados expresarían todo su potencial. En números, se espera que el 75% del trigo supere la media de los 40 qq/ha.

La región tienen grandes chances de alcanzar la revancha triguera y quedar 6 quintales por encima del promedio de las ultimas 3 campañas. Los ingenieros de Cañada Rosquín y Cañada de Gómez estiman un piso de rinde de 35 qq/ha a 50 qq/ha. En Carlos Pellegrini de tan bien que vienen los trigos para cobertura se los destinará ahora a cosecha de grano (bajando aún más el área de soja de 1ra). En El Trébol se esperan 40 qq/ha, pero se necesita otra lluvia hacia fines de septiembre. En Bigand, las reservas de agua ya alcanzan para pasar el periodo crítico y apuntan a superar los 40 qq/ha. En Marcos Juárez hay zonas más de 80 mm al norte pero hacia el sur con menos de 20 mm acumulados en setiembre. Pero esperan, en general, muy buenos rindes, si no hay más adelante problemas de heladas o arrebatos por calor en llenado. En Rojas se esperan rindes de entre 45 a 50 qq/ha. En Pergamino llovió menos de 20mm: “estamos bien, pero no nos sobra nada”, dicen los técnicos.

Se espera que la napa sea de gran auxilio. Pero ahora, el ojo está puesto en las enfermedades: mancha amarilla y roya amarilla y anaranjada. En los lotes con variedades más susceptibles se comenzaran los tratamientos para su control con la aparición de la hoja bandera. Un 20% de los trigos está es esa etapa, un 60%, en encañazón y el resto continua en macollaje.

Estimación campaña 21/22

En otro orden, durante la semana se conoció el informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) que estimó que la cosecha de granos crecería 7,2% hasta las 129,8 millones de toneladas en la campaña 2021/22.

El análisis resaltó que debido a una baja de los precios internacionales, las exportaciones podrían caer 3% y ubicarse en u$s35.577 millones. Asimismo, indicó que se produciría un crecimiento del área implantada del 2,1% hasta alcanzar las 34 millones de toneladas.

Durante el Lanzamiento de la Campaña Gruesa, jornada en la cual la entidad bursátil realiza sus primera proyecciones de los cultivos estivales, la entidad también marcó que la campaña estará afectada por el fenómeno climático de La Niña, como lo estuvo el ciclo anterior, aunque la falta de agua podría no ser tan contundente como la del ciclo pasado. (fuente AgroClave, diario La Capital)