Las lluvias también le dan una nueva oportunidad al garbanzo

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En el cultivo del garbanzo, Argentina en los últimos 20 años pasó de ser un origen irrelevante a nivel mundial a ser uno de los más importantes, situándose, según el año, entre los primeros 5 a 10 exportadores mundiales.

Desde el año 2018, ocupó superficie en 10 provincias, desde Salta y Jujuy, pasando por el Chaco hasta Buenos Aires, pero siempre con Córdoba como la principal productora.

Asimismo, en esta última provincia está el centro más grande de investigación genética y de desarrollo, gracias al trabajo realizado por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) en combinación con el sector privado, mostrando las ventajas que tiene la interacción publico privado como forma de agregar valor y conocimiento.

Lo mismo ocurre con la Estación Experimental Obispo Colombres en la provincia de Tucumán, donde la investigación genética y el estudio de enfermedades que afectan al cultivo son de primer orden internacional.

En este marco, se puede observar cómo el año 2018 fue el del récord productivo, motivado en los excelentes precios de la campaña precedente, pero que generó un “over shooting” que tardó dos años en corregirse.

Esto sugiere que hay que aprender de las lecciones pasadas y no pasarse de rosca.

La Niña

Pero a partir del 2020 entramos en el primer año de esta trilogía del terror que significaron tres Niñas seguidas.

El resultado fue que la superficie de siembra, cosecha y producción, y la proporcionalidad respecto a las provincias productivas, cambió en forma importante; siendo el área del NOA la mayor y la provincia de Córdoba perdió importancia relativa en la medida que La Niña se profundizó y no permitió que lotes en secano fueran sembrados con seguridad productiva.

Cambio de expectativas

Pero todas las pesadillas llegan a un fin y aparentemente esta tercera Niña parece ir cediendo hacia una neutralidad, que en principio permitiría acomodar los melones en el carro y comenzar a llenar nuevamente los perfiles del suelo de forma tal que se pueda sembrar con cierta seguridad un cultivo que necesita volver a crecer en área.

Como puede observarse, las precipitaciones ocurridas en la última quincena de marzo en los diferentes lugares del país han ido mejorando las condiciones para los cultivos de invierno. Ahora bien. ¿Vamos a una fase ENSO Neutro o nos pasamos de rosca?

Según uno de los institutos climáticos más importantes del mundo, el BOM (Bureau of Meteorology) de Australia, pasaremos sin prisa y sin pausa de una Niña a un Niño fuerte.

Lo que se desprende del cuadro precedente es que, durante la siembra a la floración del cultivo, vamos a estar en un Niño moderado a fuerte.

Que la rabia no nos invada 

¿Buenas Noticias? Depende de cómo se inicie el cultivo. El mayor peligro en estas condiciones climáticas es la aparición de una enfermedad sumamente agresiva denominada Rabia del Garbanzo, provocado por un agente Ascochyta rabiei que tiene entre sus características la transmisión por semilla y que es un hongo necrotrófico; o sea, que puede permanecer en los rastrojos del lote hasta tres años después de haber sembrado un cultivo de garbanzo afectado.

¿Esto quiere decir que no hay que sembrar?. Por supuesto que no. Hay que sembrar y recuperar área y producción, ya que el negocio puede ser bueno a estos valores. Pero hay que tomar medidas para no ser sorprendidos por la enfermedad.

Primero que nada, que hayamos tenido tres años de sequía, no quiere decir que la enfermedad no esté presente. Es mas, la subestimación de su presencia puede generar un problema serio de productividad y calidad de grano cosechado. Por lo tanto, en la planificación del cultivo hay que tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Sembrar semilla y no grano que nace. La semilla debe tener un nivel de plántulas normales o poder germinativo alto, de forma tal de no tener plantas que nacen y luego mueren pero que pueden seguir contaminando el lote.
  • Evaluar muy bien el status sanitario de la semilla, donde la misma debe estar LIBRE de Ascochyta rabiei.
  • Realizar un Tratamiento Profesional de Semillas o TPS que permita cubrir cada semilla en su totalidad, sin dejar zonas sin pintar.
  • Si el lote fue sembrado en los últimos dos años, su monitoreo deber ser de alta intensidad desde los primeros estadios del cultivo y ante la aparición de la enfermedad, se deben disparar los tratamientos planificados, con un over lapping entre ellos que haga que el cultivo no quede expuesto en la medida que las condiciones ambientales predisponentes estén presentes.
  • Tratar el lote aunque la enfermedad aparezca hacia el final del ciclo, ya que sus condiciones de perdurabilidad en el lote hacen que el mismo quede descalificado para campañas futuras.

De concretarse el cambio de tendencia climática, se puede volver a recuperar área de siembra y producción acorde a la capacidad de nuestro país.

Pero lo peor que podemos hacer es creer que porque tuvimos tres años de sequia no estamos expuestos a la aparición de problemas.

La diferencia entre lograr el objetivo deseado o tener un fracaso, está en la planificación del cultivo y este es el momento de realizarlo y no esperar a que los problemas aparezcan. (Por Adrián Poletti/Infocampo)