Las ocho preguntas clave para entender la economía en 2015

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Casi una guía para orientarse en un año especial en que la incertidumbre política y económica domina el escenario.

Por Daniel Artana (de FIEL) | Ambito Financiero

Al finalizar el año en medio de cierta calma financiera, algunos funcionarios del Gobierno nacional han expresado la posibilidad de relajar el cepo cambiario y que la economía crezca con una tasa de inflación del orden del 15% anual durante el año 2015. ¿Es esto posible? Estos interrogantes y otras preguntas sobre la economía durante el año electoral se analizan a continuación.

¿Puede el Gobierno levantar o relajar el cepo cambiario?
La respuesta es no. La mejora reciente en las reservas brutas del sistema financiero obedece a la utilización de endeudamiento de corto plazo, como el swap de monedas con el Banco Central de China (u$s 2.300 millones durante la última parte del año 2014) o el adelantamiento de exportaciones primarias del primer semestre de 2015 (u$s 1.500 millones por encima de las liquidaciones normales del segundo semestre del año 2014). Si bien es cierto que estas operaciones podrían repetirse en la segunda mitad de 2015, la caída proyectada de exportaciones por el triple efecto de la reducción en el precio internacional de la soja, el atraso cambiario y la depreciación del real brasileño (y el parate de la economía de nuestro principal socio comercial) no permiten ningún espacio para avanzar en una relajación del cepo. Más importante aún, si tal relajación ocurriese sin cambiar las políticas actuales, lo único que pasaría sería que habría una caída virulenta de las reservas ante la demanda reprimida al tipo de cambio oficial que de repente encontraría una posibilidad de ser satisfecha.

¿Puede reducirse la inflación real al 15% en 2015 como establece el Presupuesto?
La respuesta es no. El elevado déficit fiscal actual no sería reducido en 2015. Ante el escaso financiamiento externo y doméstico y la escasez de reservas, el Gobierno seguirá emitiendo a un ritmo importante para financiar al Tesoro (entre el 3% y el 4% del PBI), lo que pone presión a la tasa de inflación, aun en el supuesto caso de que la depreciación del tipo de cambio oficial sea del orden del 15% anual. La combinación de recesión y atraso cambiario adicional puede reducir la inflación respecto del 40% observado en 2014, pero no mucho más allá de unos diez puntos anuales.

¿Se arreglará la disputa con los fondos buitre en el primer trimestre de 2015?
La respuesta es casi seguro que no. El Gobierno no parece dispuesto a pagar un «costo político» en la medida en que se siente menos apremiado por el faltante de divisas. Y si se siente este apremio a mitad del año 2015 ya quedaría poco tiempo para que los efectos positivos de un acuerdo derramen sobre la actividad económica en lo que reste del mandato presidencial actual. Además, la suma de nuevos reclamos en las oficinas del mediador podría aumentar la suma a reconocer con bonos al momento del acuerdo y ello aumentaría todavía más el costo político de acordar.

¿Puede la economía recuperar el crecimiento durante 2015?
La respuesta es no. La escasez de divisas y el atraso cambiario son los limitantes principales de la actividad económica. Cada mes que pasa, la evolución de las exportaciones empeora. No parece que haya espacio para un aumento del PBI, que requiere, por definición, de un aumento en los insumos importados que utiliza la producción nacional.

¿La reducción en el precio internacional del petróleo puede resolver los problemas de divisas y de la tasa de inflación?
La respuesta es no. El efecto de un petróleo a u$s 60 el barril sobre el déficit comercial sería positivo y del orden de u$s 2.500 millones, pero a eso hay que restar alguna inversión en la exploración de recursos no convencionales que podría demorarse ante un escenario precio/costos más desfavorable del proyectado hace unos meses. El anuncio de rebaja del 5% en los precios de los combustibles para comienzos de 2015 ayudará a reducir puntualmente la tasa de inflación de enero, pero no resuelve la presión inflacionaria que generan la alta emisión y el aumento de otros costos que siguen a la tasa de inflación real (como los salarios formales).

¿El Gobierno incumplirá los pagos de deuda bajo ley argentina?
La respuesta es casi seguro que no. Los vencimientos más importantes se darán en el mes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Además, al acercarse al final del mandato presidencial, es posible que haya algún margen adicional al que existe hoy para reducir las reservas brutas del BCRA por debajo de los u$s 20.000 millones.

¿Cuál será la herencia económica que dejará el kirchnerismo?
Muy mala. La combinación de recesión y alta inflación augura problemas de empleo. A eso se sumará un atraso cambiario importante, un elevado déficit fiscal, una gran ineficiencia en la gestión pública, serias distorsiones de precios relativos (el caso más notorio, pero no el único, es el de la energía). Como podía esperarse, el actual es el fracaso de otro experimento populista que sólo pudo esconder sus deficiencias en un escenario internacional que era cada vez más favorable. En un contexto menos favorable, las inconsistencias de la política pública quedaron en evidencia.

¿Qué margen de maniobra tendrá el nuevo Gobierno en materia económica?
Poco margen. Existe la posibilidad de acceder a nuevo financiamiento y lograr que reingresen capitales fugados al exterior. Pero ese potencial se reduce sustancialmente si no se percibe un tipo de cambio real no tan atrasado. Por eso, sería preferible adoptar un programa de mejora fiscal creíble (con bastante corrección al comienzo) y sincerar precios relativos en plazos relativamente cortos.