Por la mejora en los precios locales de la soja aumentó el margen bruto de explotación de la hectárea de producción en un 16%. Sin embargo, esta mejora (que también se da para el maíz) no se traduce en perspectivas de mayor siembra en la campaña que está comenzando. Ocurre que las decisiones de producción ya se habían tomado hace unos meses, razón por la cual podría haber algunos cambios (como una mayor área destinada a maíz), pero que no serían significativos para el resultado final.
Así lo sostuvieron distintos analistas consultados por este diario, cuando reconocieron que las subas en los valores locales del maíz y de la soja expandieron la frontera agrícola pero, a su vez, que ya no queda mucho tiempo para modificar las decisiones productivas.
«La mejora en los precios no fue tan significativa todavía para afectar la siembra actual; sí lo es la expectativa de cambio, tanto si gana cualquiera de los dos candidatos que van al balotaje. Sin embargo, si estos anuncios los hubiesen hecho tres meses atrás, sí hubieran modificado los planes de la cosecha», señaló Francisco Iguerabide, presidente de AACREA (Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola).
EXPECTATIVAS DIERON SUSTENTO A LOS PRECIOS
La expectativa de que quien asuma el 10 de diciembre reduzca las retenciones a la soja y elimine al maíz y al trigo (tal como lo había prometido Mauricio Macri y también ahora Daniel Scioli) hizo subir los precios en la plaza local, que se distanciaron de los valores de Chicago, mercado de referencia internacional. De esta manera, en el último mes el precio local a cosecha de la soja (medido por el ajuste operado en el Rofex en los futuros con vencimiento mayo 2016) aumentó un 6%, cuando pasó de u$s 211,90 la tonelada a u$s 225,50. «Se trata de un incremento motivado principalmente por las expectativas positivas de un posible cambio en la política agropecuaria ante las elecciones presidenciales del 25 de octubre y el balotaje del 22 de noviembre», sostiene un análisis elaborado por Julio Calzada y Sofía Corina, de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Esta suba, en términos teóricos, genera un aumento del 16% en los márgenes brutos medidos en dólares por hectárea para aquellos productores con campo propio ubicados en la zona núcleo de producción a 180 kilómetros de las terminales portuarias del Gran Rosario, agrega el estudio. De esta manera, el aumento de precios a cosecha podría implicar pasar en soja de un margen bruto de u$s 280 por hectárea a u$s 324 por hectárea, en la medida que se registre efectivamente el precio de u$s 225,50 la tonelada para la soja en mayo de 2016.
TESTIMONIOS
«Hay lugares al oeste, en Córdoba, que se los siente entusiasmados con los cambios que pueda haber; hacen consultas por insumos e incluso algunas compras. En cambio, en Santa Fe y en Buenos Aires están esperando que se concreten los cambios», dijo a este diario Cristian Russo, de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Sin embargo, añadió que las subas de precios se pueden traducir en que se suavice la caída en el área a dedicar al maíz este año, que para la BCR sería de 1 millón de hectáreas. «No creo que se den grandes cambios, pero sí se puede sembrar más maíz tardío», agregó. El maíz tardío o de segunda es el que se siembra en un período más tarde que el de primera.
También para Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, hasta ahora los productores se muestran un poco escépticos acerca de los cambios que se puedan dar desde el 10 de diciembre.
«Del relevamiento semanal que hacemos no se ve que los productores tengan intenciones de modificar sus planes actuales», sostuvo, aunque haya aumentado el margen bruto. No obstante, agregó que «no sólo las decisiones de siembra son las que pueden cambiar sino también la tecnología que se implemente, lo que puede arrojar mejores rendimientos, sobre todo en el maíz».
Para la Bolsa de Cereales este año se destinarán 2,72 millones de hectáreas al maíz (con una caída del 20% respecto del año pasado) y, para la soja, se sembrarán 19,8 millones de hectáreas, cifra que refleja una caída interanual del -1%.